"Si en esos animales genéticamente muy sensibles, más sensibles que nosotros, aparece cáncer, inmediatamente se detiene la venta de la substancia...Una vez que un producto ha sido declarado seguro en esas pruebas, se hacen pruebas de campo, es decir, ya que se ha visto que no mata animales con metabolismo igual al nuestro, no les produce cancer, en células humanas individuales esa sustancia no mata y no produce cáncer...entonces si, se da permiso para aplicarlo en niveles bajos en ciertos productos alimenticios y empieza la vigilancia epidemiológica. Si se ve que empieza a aumentar un cierto tipo de cáncer, inmediatamente se le van encima a todas las sustancias nuevas para ver si resultaron ser cancerígenas y lograron escapar a todas las pruebas que son, repito, muchas y muy complejas y muy avanzadas."
Olvidémonos de la contradicción de que hable de suspensión de venta de una sustancia que, según el hilo de la explicación, aún está en pruebas. Las confusiones ocurren y no son relevantes.
También olvidemos de que las cuidadosísimas y avanzadísimas pruebas previas a la venta que Enrique Ganem nos platica, hayan sido mostradas como un fraude de república bananera, como lo expuse en el artículo anterior de esta serie.
Lo que falta por analizar es la siguiente cita:
"se da permiso para aplicarlo en niveles bajos en ciertos productos alimenticios y empieza la vigilancia epidemiológica. Si se ve que empieza a aumentar un cierto tipo de cáncer, inmediatamente se le van encima a todas las sustancias nuevas para ver si resultaron ser cancerígenas"
Los que hayan visto el magnífico documental Sweet Misery, recordarán al Dr H. J. Roberts diciendo:
"La enormidad del problema era indicada por el hecho de que en 1988, en su propia publicación, el 80% de las denuncias acerca de alimentos y aditivos que fueron entregadas voluntariamente a la FDA, las que no tenían que ser entregadas, fueron sobre productos con aspartame. ¡Más del 80%!"
Otra experiencia es la del Dr. Ralph S. Walton, siquiatra:
"Tuve una paciente a la que traté varios años debido a una depresión recurrente. Vino al hospital en lo que llamamos un estado maníaco...nunca tuvo que ser diagnosticada como maníaca ni ... bipolar. Y uno o dos días después de llegar al hospital, tuvo...un ataque epiléptico. Se trataba de una mujer que no tenía historial de ataques. Clínicamente no podía explicarlo, así que hicimos trabajo de detectives...y la única cosa que pudimos hallar fué que tomó la decisión de bajar de peso, así que cambió de té helado con azúcar a té helado con aspartame...Después encontré otros pacientes como ella. Escribí sobre eso. Y eso fué en 1985"
Continúa el Dr. Walton:
"Publiqué mis estudios basados en casos y escribí un capítulo en el libro de Richard Wortman...pero en los '90s escribí a la compañia adfirmando que queríamos hacer un estudio de doble ciego porque todos mis anteriores trabajos eran, y cito, "basados en declaraciones"...envié el protocolo...y respondieron que era una investigación innecesaria"
¿No quedamos que había vigilancia epidemiológica?
¿No quedamos que "inmediatamente se le van encima a todas las sustancias nuevas"?
¿O la letra pequeña dice que eso sólo es en el caso del cáncer, que tarda años en manifestarse, con lo que tanto Enrique Ganem como los vendedores de venenos quedan cubiertos?
Como en otros casos, resulta que la fea realidad se opone a la bella teoría de Enrique Ganem. Y nos viene a mostrar que ni la "generalmente muy confiable" FDA ( o eso dice él ) ni los fabricantes de fármacos a los que habría que ayudar con patentes más largas ( GD Searle era un fabricante de fármacos ) son tan rigurosos o solícitos como Enrique Ganem pretende hacer creer a sus radioescuchas.
¿A quién le creemos?
Referencias
Continuación: Ni los veo ni los oigo
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